Siempre pensé
que yo era una persona fuerte. Que sabía distinguir entre los que merecen la
pena y los que no. Estaba convencida de que nunca me dejaría engañar, que mi
orgullo superaría todo lo que se pusiese en mi camino. Pero entonces llegaste
tú, y cambiaste todo lo establecido, pisando tan fuerte que has acabado dejando
huella. Pero una huella profunda, de las que no se borran por mucho que pises
encima. Que tengo que ser fuerte, lo sé, que cierro los puños con fuerza y me
digo a mi misma que no puedo dejar que me haga daño. Pero es que
tú..Simplemente te me escapas de las manos…
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